Si bien las adicciones parecen estar asociadas a la dimensión individual de nuestras vidas, es claro que podemos encontrar fuertes lazos con los condicionamientos sociales en los que vivimos inmersos.
La adicción es una entrega total de nuestro ser hacia un objeto, una acción o una circunstancia de la que no podemos huir. El adicto no puede evitar hacer, consumir, buscar, actuar ante ésto que se le presenta como dominante. En la relación de la adicción los términos sujeto-objeto tradicionales se invierten y el sujeto (la persona) pasa a ser objeto del objeto adictivo (la cosa), que entones deviene sujeto. A modo de ejemplo, usualmente la persona es la que decide sobre la cosa: yo elijo qué comer y cómo prepararlo. Pero si soy adicto, entones la cosa "decide" sobre la persona: el fumador no decide fumar, no tiene más remedio que obedecer a su necesidad que pasa a estar manejada por el objeto.
Así entendida desde lo personal, las adicciones de alguna manera facilitan en parte nuestra vida al quitarnos en buena medida la pesada responsabilidad de la continua elección. Lo adictivo elige por mí y de este modo es un lugar de seguridad. Yo sé que lo adictivo estará siempre ahí para mí. Mientras las circunstancias de la vida, los trabajos, los amores, son elegidos, nos eligen, pero luego no están más, lo adictivo es lo que parece permanecer. Y si se trata de alguna sustancia psicotrópica (alcohol, drogas) entonces el placer asociado a la relajación de otros aspectos de nuestra personalidad es otro punto importante de atracción.
Desde el punto de vista social podemos pensar, en principio, dos formas de relación con nuestras adicciones. La primera tiene que ver con las formas de adicción a la que la sociedad nos invita o nos empuja de diversas maneras. Aquí tenemos que pensar en las diferentes presiones sociales asociadas a vidas exitosas, en lo laboral, en lo estético personal y las adicciones asociadas al trabajo, a las dietas, a los tratamientos de belleza. También podemos analizar los modos de vida que nos hacen extranjeros unos a otros en las ciudades modernas y las necesidades de evasión, tanto del cúmulo de las responsabilidades como de la intimidad con los otros y las adicciones que se generan por estos motivos.
Por otro lado, las personas e instituciones que conforman la sociedad en la que vivimos tienen diferentes reacciones frente a las adicciones y los adictos. Hay adicciones legales e ilegales, reguladas o liberadas, penalizadas, demonizadas, permitidas, aprobadas. Y dentro de este universo las personas que padecen estas adicciones reaccionan escondiéndolas, sufriendo el menosprecio, exhibiéndolas, desconociéndolas, dependiendo de lo que entienda como socialmente aceptado o rechazado.
Si la adicción pone en riesgo la vida de la persona que la padece, ¿hasta dónde es responsable el grupo que rodea a la persona de esa situación?
lunes, 18 de agosto de 2008
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10 comentarios:
diego para mi no es tan asi de la cosa decide sobre la persona ....enmi opinion es cuestion de cabeza ...si uno esta fuerte del mate puede lograr lo que quiera inclusive dejar una adiccion .
no me parece que las dorgas controlen a las personas ....todos me van a criticar este comentario pero buen
Yo creo que el grupo que rodea a la persona tiene cierto grado de responsabilidad pero es muy pequeño en comparación a la que uno mismo tiene. Uno puede empezar a fumar, a tomar, a drogarse y a tomar contacto con cualquier “cosa” adictiva, por ejemplo, por que todos lo hacen. ¿Quién no empezó a fumar por que los demás lo hacían, o para hacerse el canchero? ¿Qué persona disfrutó el primer vaso de cerveza helada de la misma que lo hace ahora? A nadie le gustan esas cosas la primera vez que se prueban.
Probar determinadas cosas puede tener cierta responsabilidad en el grupo pero cuando uno comienza a ser adicto ya no pasa por los demás, creo que pasa por uno mismo. Existen hasta ciudades y países que pueden llegar a tener alguna responsabilidad sobre ello pero yo, por ejemplo, convivo con gente de mi club, muy pero muy amiga que se droga casi todos los días y esta en mí decir que no cada uno de ellos. Con esto no quiero decir que no se pueda flaquear alguna vez, tengo amigos que también lo hacen cada tanto, pero generalmente decir que no depende de ellos mismos.
Igualmente puede influir que en el momento en que se vuelve adicto a algo uno este pasando por algún momento malo y que esté mal… no digo que es justificable pero en ese caso también tendría cierto grado de responsabilidad lo que nos rodea, pero nuevamente, la parte más importante la tiene uno mismo, el autocontrol, el ser fuerte de cabeza, por eso no se le puede echar la culpa a nadie más que a uno mismo cuando se vuele adicto a algo. Nadie obliga a nadie a hacer nada. Nadie obliga a la gente a tomar, a fumar a drogarse, etc, etc.
Juan Bautista.
estoy de acuerdo, con la entrada, pero creo que todo depende de cada persona, hay gente que que es muy debil y se quiebra muy facil frente a situaciones de consumo, otros son mas fuertes, tambien hay que considerar el nivel de adicion del adicto, cuanto mas consumis mas adicto se es, cuanto mas adicto, mas debil se es. me refeiro a debilidad no fisicamente sino sicologicamente.
el grupo que rodea es un factor no exculyente en las adiciones, actua de forma directa. pero de todos modos creo que el grupoes un factor q influye en las veses que se prueban las drogas, una ves que pasa aser adicion el peso carga en uno solo, y no en el grupo.
Yo estoy de acuerdo con Jhona...las adicciones son todo cuestion de cabeza porque si uno es debil de cabeza las adicciones lo van a pasar por arriba..si uno es fuerte las va a saber superar
creo que el grupo que rodea a los que consumen drogas es que salen afectados tambien psicologicamente, yo tengo amigos que se drogan y la verdad me causa verdadera tristeza y me hace pensar que este pais esta callendo en la ruina
El grupo que rodea al consumidor, puede o no tambien consumir. Por ejemplo: el grupo de amigos que rodean al adicto puede haber sido causa de que esa persona comienze a consumir y se convierta en un adicto (asi este grupo seria el responsable de sus actos, aunque tambien sabemos que esa persona se pudo haber negado). La presion social tiene mucha influencia en el individuo.
Por otra parte, la familia puede ser otro grupo social que rodee al adcito; pero que sin embargo, tengo otras intenciones hacia el. Como por ejemplo, el hecho de ayudarlo a salir de esa dependencia.
Pienso que el grupo es responsable de la situacion que rodea al adicto en cuanto a la contencion y ayuda que este le brinde, y sobretodo las intenciones que tengan hacia el. Si el grupo de amigos por el cual esta persona comenzo a drogarse piensa que lo estan ayudando porque es un modo de diversion y de escapar de los problemas, entonces estan mal. Pero si siempre lo han apoyado y realmente se preocupan por su situacion y tienen la intencion de ayudarlo a salir de ese rol de "objeto", entonces creo que la responsabilidad que asumen es justamente esa: la de "salvarlo"
Uno puede tener la responsabilidad de tener que ayudar a alguien o puede ser responsable por los resultados finales de esa persona. Son distintos tipos de responsabilidades y diferentes puntos de vista los que le podemos dar a esta palabra en cuanto a las drogas, adicciones y querer o no ayudar al otro.
Yo creo que uno mismo es responsable de los hechos que comete. El grupo que rodea al individuo puede influir en cierta medida ya sea por la precion social u otras cosas, pero uno es el que decide fianlmente que hacer. Somos libres y tenemos la capacidad de elegir que hacer, en que lugar y cuando. Nosotros decidimos con la gente que nos juntamos, de quien quiero ser amigo. Nadie nos obliga a hacer nada.
Estoy de acuerdo con lo que plantea Tere. Cada uno elige sus amigos, la gente con quien desea encontrarse rodeada. Dependiendo el grupo, puede haber unos que se droguen, tomen, o hasta estar en contra de estos actos. Considero que uno al elegir con quien estar también debería tener la fortaleza y coraje de negarse a cosas que es incentivado o hasta obligado a hacer. Los que nos rodean pueden estimularnos a consumir cosas pero considero que no influyen totalmente en nosotros, al fin y al cabo cada uno decide sobre lo propio.
El "estar fuerte de la cabeza" -apropiándome de la expresión usada por la mayoría en el grupo- no asegura a nadie no adoptar algún tipo de adicción, tanto las "legales" como las "ilegales".
Las adeicciones aparecen allí donde hay algún tipo de déficit o carencia en alguien, y ninguno de nosotros carce de déficits del tipo que sea; las carencias son normalmente emocionales. Me refiero que no importa cuán buenos y fuertes logremos ser si nos lo proponemos; siempre nos faltará algo; es una condición de los seres humanos. Por ejemplo , la adolescencia es una edad de carencias por definición. La "normalidad" de la adolescencia, paradójicamente está definida por la "anormalidad"; lo cual hace que a menudo los adolescentes se sientan tan inadecuados, sobretodo en los comienzos de la etapa... Lo cual lleva a la necesidad de mimetizarse, identificarse, "copiarse" o "contagiarse" de los pares...porque es algo tranqulizador. Es el grupo de referencia. Y a él hay que pertencer...entonces a veces, por más "fuerte" que uno esté, se hace casi inevitable consumir lo que los demás consumen, tanto como vestir igual que los demás. Son códigos. O sea que en la adolescencia no es fáci a veces poder discernir lo que a uno le gusta realmente de lo que "necesita"... Esto se aprende con el tiempo, cuando se está más asentado en general.
Claro que hay o no personalidades con predisposición a las adicciones.
Y definitivamente es muy importante entender que muchísimas adicciones están muy relacionadas a las presiones instauradas desde los modelos de poder sociales y económicos que imponen determinadas exigencias, modas y -por qué no- sustancias.
Desde nuestro punto de vista nosotros creemos que uno mismo es responsable de lo que hace. El grupo que rodea a la persona puede influir en algo pero uno es el que decide que hacer.Puede ser que influya lo que hagan tus amigos pero nosotros decidimos con la gente que estamos y de quien queremos ser amigo.
Sol Travaglini y Mateo Vallejos.
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