El otro dia estaba reunido con mis amigos en un bar tomando algo muy tranquilo y surgio una discucion acerca del alchol . Muchos lo veian como un elemento indispensable para tener un sabado o un viernes de locos y otros lo veian como un gusto , algo que no les parecia necesario sino que era como un estimulo .. "tengo sed me tom una birrra" habia otro grupo que no tomaba que no pensaban q el alchol era malo ..simplemente ellos se divertian sin el y q a causa de un poco de sed se pedian una coca o un jugo alguna cosa asi.
entonces se nos dio que teniamos tres posturas acerca del alchol una acerca de q es un elemento escencial para pasar una buena noche , otra que lo consumian por q le gusta , y otra q no consumian alchol .
por supuesto el debate se expandio muchisimo y se puso bastante aspero y no hubo un de lso trs grupos que haya convencido al otro de lo que proponia , ya que los q tomaban fuerte ya estaban bastante copetiados y se ponian bastante rudos a la hora de argumentar.
Asi que el debate se fue expandiendo y nunca llegamos a un acuerdo general entre 10 12 personas ..
para mi el alchol es una droga como cualquier otra , no quita que no la consuma ..tal vez sea mas suave o no , pero eso no es lo importante , lo que marca la diferencia de las demas es que es una droga que esta aceptada por la sociedad y q no se lo ve como algo malo .
En cambio si vos te encontras a una persona que esta fumandose un cigarrillo de marihuana o lo miras con cara de desprecio o pensas para adentro q esta muy mal l que hace y inmediatamente se e viene ese pensamiento que tiene todo el mundo " que mal esta la sociedad de este mundo "
en mi opinion el alchol no es bueno pero no quita que no lo consuma .. yo pertenecia al grupo d tomar por gusto pero me convensian mas los de no tomar .
bueno eso es todo .
juan
lunes, 25 de agosto de 2008
jueves, 21 de agosto de 2008
Introduciendo el Tema
Cuando una familia descubre que su hijo se droga suele estallar la angustia, la desorientación y la impotencia, junto a los sentimientos de culpa.
Muchos adolescentes, y adultos también, suelen pensar que los adictos son los otros, que “a mí no me va a pasar”. Se suele creer que el consumo de sustancias adictivas es controlable. Por ello resulta frecuente escuchar: “yo decido cuando y como dejarla, y acá no paso nada”
Sin embargo, a decir verdad, toda adicción es como una cuenta regresiva, todas sin excepción alguna, pasan a ser un instrumento de dependencia que condiciona a la persona. Dependencia que en ocasiones lleva a la muerte. Frente a un adicto el drama y el desconcierto y, muchas veces, la riesgosa ignorancia del entorno mas próximo representan un obstáculo en el camino de su recuperación .Resulta evidente, entonces, la importancia que reviste la familia de modo prioritario en el momento de enfrentar el problema y de reconocerlo como tal.
El uso de drogas en las mas diversas culturas data de tiempos muy lejanos .Pero ahora a avanzado vertiginosamente , a punto tal de constituir uno de los problemas sociales mas grandes que alcanza todos los sectores sociales ,todas las edades y todos los estratos culturales,
En la adolescencia el problema de las drogas se agudiza. Cierto atractivo que ejerce lo prohibido, la necesidad de pertenecer a un grupo, la necesidad de enfrentar desafíos, es decir, cada circunstancia conflictiva típica de la adolescencia puede implicar una motivación especial.
Y son la prevención y ka contencion afectiva de las familias las mejores y las mas efectivas barreras para hacerle frente a este flagelo.
Muchos adolescentes, y adultos también, suelen pensar que los adictos son los otros, que “a mí no me va a pasar”. Se suele creer que el consumo de sustancias adictivas es controlable. Por ello resulta frecuente escuchar: “yo decido cuando y como dejarla, y acá no paso nada”
Sin embargo, a decir verdad, toda adicción es como una cuenta regresiva, todas sin excepción alguna, pasan a ser un instrumento de dependencia que condiciona a la persona. Dependencia que en ocasiones lleva a la muerte. Frente a un adicto el drama y el desconcierto y, muchas veces, la riesgosa ignorancia del entorno mas próximo representan un obstáculo en el camino de su recuperación .Resulta evidente, entonces, la importancia que reviste la familia de modo prioritario en el momento de enfrentar el problema y de reconocerlo como tal.
El uso de drogas en las mas diversas culturas data de tiempos muy lejanos .Pero ahora a avanzado vertiginosamente , a punto tal de constituir uno de los problemas sociales mas grandes que alcanza todos los sectores sociales ,todas las edades y todos los estratos culturales,
En la adolescencia el problema de las drogas se agudiza. Cierto atractivo que ejerce lo prohibido, la necesidad de pertenecer a un grupo, la necesidad de enfrentar desafíos, es decir, cada circunstancia conflictiva típica de la adolescencia puede implicar una motivación especial.
Y son la prevención y ka contencion afectiva de las familias las mejores y las mas efectivas barreras para hacerle frente a este flagelo.
lunes, 18 de agosto de 2008
Algunas consideraciones sobre las adicciones.
Si bien las adicciones parecen estar asociadas a la dimensión individual de nuestras vidas, es claro que podemos encontrar fuertes lazos con los condicionamientos sociales en los que vivimos inmersos.
La adicción es una entrega total de nuestro ser hacia un objeto, una acción o una circunstancia de la que no podemos huir. El adicto no puede evitar hacer, consumir, buscar, actuar ante ésto que se le presenta como dominante. En la relación de la adicción los términos sujeto-objeto tradicionales se invierten y el sujeto (la persona) pasa a ser objeto del objeto adictivo (la cosa), que entones deviene sujeto. A modo de ejemplo, usualmente la persona es la que decide sobre la cosa: yo elijo qué comer y cómo prepararlo. Pero si soy adicto, entones la cosa "decide" sobre la persona: el fumador no decide fumar, no tiene más remedio que obedecer a su necesidad que pasa a estar manejada por el objeto.
Así entendida desde lo personal, las adicciones de alguna manera facilitan en parte nuestra vida al quitarnos en buena medida la pesada responsabilidad de la continua elección. Lo adictivo elige por mí y de este modo es un lugar de seguridad. Yo sé que lo adictivo estará siempre ahí para mí. Mientras las circunstancias de la vida, los trabajos, los amores, son elegidos, nos eligen, pero luego no están más, lo adictivo es lo que parece permanecer. Y si se trata de alguna sustancia psicotrópica (alcohol, drogas) entonces el placer asociado a la relajación de otros aspectos de nuestra personalidad es otro punto importante de atracción.
Desde el punto de vista social podemos pensar, en principio, dos formas de relación con nuestras adicciones. La primera tiene que ver con las formas de adicción a la que la sociedad nos invita o nos empuja de diversas maneras. Aquí tenemos que pensar en las diferentes presiones sociales asociadas a vidas exitosas, en lo laboral, en lo estético personal y las adicciones asociadas al trabajo, a las dietas, a los tratamientos de belleza. También podemos analizar los modos de vida que nos hacen extranjeros unos a otros en las ciudades modernas y las necesidades de evasión, tanto del cúmulo de las responsabilidades como de la intimidad con los otros y las adicciones que se generan por estos motivos.
Por otro lado, las personas e instituciones que conforman la sociedad en la que vivimos tienen diferentes reacciones frente a las adicciones y los adictos. Hay adicciones legales e ilegales, reguladas o liberadas, penalizadas, demonizadas, permitidas, aprobadas. Y dentro de este universo las personas que padecen estas adicciones reaccionan escondiéndolas, sufriendo el menosprecio, exhibiéndolas, desconociéndolas, dependiendo de lo que entienda como socialmente aceptado o rechazado.
Si la adicción pone en riesgo la vida de la persona que la padece, ¿hasta dónde es responsable el grupo que rodea a la persona de esa situación?
La adicción es una entrega total de nuestro ser hacia un objeto, una acción o una circunstancia de la que no podemos huir. El adicto no puede evitar hacer, consumir, buscar, actuar ante ésto que se le presenta como dominante. En la relación de la adicción los términos sujeto-objeto tradicionales se invierten y el sujeto (la persona) pasa a ser objeto del objeto adictivo (la cosa), que entones deviene sujeto. A modo de ejemplo, usualmente la persona es la que decide sobre la cosa: yo elijo qué comer y cómo prepararlo. Pero si soy adicto, entones la cosa "decide" sobre la persona: el fumador no decide fumar, no tiene más remedio que obedecer a su necesidad que pasa a estar manejada por el objeto.
Así entendida desde lo personal, las adicciones de alguna manera facilitan en parte nuestra vida al quitarnos en buena medida la pesada responsabilidad de la continua elección. Lo adictivo elige por mí y de este modo es un lugar de seguridad. Yo sé que lo adictivo estará siempre ahí para mí. Mientras las circunstancias de la vida, los trabajos, los amores, son elegidos, nos eligen, pero luego no están más, lo adictivo es lo que parece permanecer. Y si se trata de alguna sustancia psicotrópica (alcohol, drogas) entonces el placer asociado a la relajación de otros aspectos de nuestra personalidad es otro punto importante de atracción.
Desde el punto de vista social podemos pensar, en principio, dos formas de relación con nuestras adicciones. La primera tiene que ver con las formas de adicción a la que la sociedad nos invita o nos empuja de diversas maneras. Aquí tenemos que pensar en las diferentes presiones sociales asociadas a vidas exitosas, en lo laboral, en lo estético personal y las adicciones asociadas al trabajo, a las dietas, a los tratamientos de belleza. También podemos analizar los modos de vida que nos hacen extranjeros unos a otros en las ciudades modernas y las necesidades de evasión, tanto del cúmulo de las responsabilidades como de la intimidad con los otros y las adicciones que se generan por estos motivos.
Por otro lado, las personas e instituciones que conforman la sociedad en la que vivimos tienen diferentes reacciones frente a las adicciones y los adictos. Hay adicciones legales e ilegales, reguladas o liberadas, penalizadas, demonizadas, permitidas, aprobadas. Y dentro de este universo las personas que padecen estas adicciones reaccionan escondiéndolas, sufriendo el menosprecio, exhibiéndolas, desconociéndolas, dependiendo de lo que entienda como socialmente aceptado o rechazado.
Si la adicción pone en riesgo la vida de la persona que la padece, ¿hasta dónde es responsable el grupo que rodea a la persona de esa situación?
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